MI VOTO ES POR LA PAZ

Por: Roxana Vázquez Rueda.

Ese día, llevaré una bandera blanca en señal de que mi voto no es en contra de nadie sino a favor de lo que quiero. A favor de mayores oportunidades para el desarrollo de mis capacidades. A favor de recibir un pago digno por mi trabajo. A favor de mi salud -de mi necesidad de caminar libremente a cualquier hora y en cualquier lugar-.

No estoy segura si los demás desean esto. No sabría decir si es conveniente para todos. Me resisto a darle la entrada a pensamientos dictadores. Antes que todo, espero no perder de vista que mi opinión no es “La opinión”; que cada persona es el resultado de sus vivencias y que, ¡gracias a Dios!, no soy una masa que pueda someterse a voluntad de un molde.

Ahora se me presentan 2 retos que requieren de toda mi inteligencia: encontrar las propuestas y el compromiso en todas las acusaciones, los juicios, la descortesía, la falta de educación. Y no perder la esperanza ante la evidente ausencia de valores de servicio.

Pero, no bastará cuestionar a los responsables de mi realidad y creer que la solución llegará en las promesas externas. Mejor será analizar la congruencia en mis propios actos.

Llegaré ondeando mi bandera blanca a favor de la Paz; segura de que  el viento ya inició el movimiento que libera  todo aquello que merezco: un digno representante que entienda que más allá de ocupar un puesto, tiene un trabajo por desempeñar; que ante cualquier posesión, adquiera inteligencia; y que comprenda que cuando muchas personas te conceden su voto de confianza vales más que el oro.

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