Ese día, llevaré una bandera
blanca en señal de que mi voto no es en contra de nadie sino a favor de lo que quiero.
A favor de mayores oportunidades para el desarrollo de mis capacidades. A favor
de recibir un pago digno por mi trabajo. A favor de mi salud -de mi necesidad
de caminar libremente a cualquier hora y en cualquier lugar-.
No estoy segura si los demás desean
esto. No sabría decir si es conveniente para todos. Me resisto a darle la
entrada a pensamientos dictadores. Antes que todo, espero no perder de vista
que mi opinión no es “La opinión”; que cada persona es el resultado de sus
vivencias y que, ¡gracias a Dios!, no soy una masa que pueda someterse a voluntad
de un molde.
Ahora se me presentan 2 retos que
requieren de toda mi inteligencia: encontrar las propuestas y el compromiso en todas
las acusaciones, los juicios, la descortesía, la falta de educación. Y no
perder la esperanza ante la evidente ausencia de valores de servicio.
Pero, no bastará cuestionar a los
responsables de mi realidad y creer que la solución llegará en las promesas
externas. Mejor será analizar la congruencia en mis propios actos.
www.facebook.com/redaccionliteraria