¿Percepción o realidad?
Por Roxana Vázquez Rueda.
Por Roxana Vázquez Rueda.
Bajo la recomendación de Sebastián,
mi sobrino, no importó cuántas horas tenía que esperar para la siguiente
función; ya había llamado mi atención esa fabulosa fotografía del tigre de
bengala viajando con un chico en un bote
y no me perdería la oportunidad de ver “Life of Pi”.
Valió la espera. Basada en la
novela de Yann Martel, la historia es contada majestuosamente con un despliegue de música, sonidos, efectos
y escenarios que visten y posan en sutiles primeros planos para
ocupar su lugar como actores principales.
La interpretación que cada
espectador le dé la hace aún más interesante. Un libro abierto a las emociones
y, definitivamente, un deleite para los que gozamos del análisis y la reflexión.
Ang Lee va dirigiendo nuestra
mirada en multicolor, pero somos nosotros los que elegimos aplazar el recorrido
escuchado las enseñanzas de un padre, percibiendo el respeto de una madre, aceptando
el orden natural del Universo o comulgando con Pi, en su incesante búsqueda de
respuestas…
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